Una comida al día cocinada por familias del alumnado del colegio voluntarias.
Una aldea de 240 personas, en el extremo sur de Madagascar, no tenía escuela hasta que Fabrice, un aldeano, ayudó a construir una escuela muy básica. El gobierno proporcionó a un profesor, pero la asistencia era muy baja, por falta de alimento los niños y niñas malnutridos tenían dificultades de aprendizaje.
Fabrice gestiona a un equipo de familias voluntarias que se turnan para preparar y distribuir las comidas.
Poremma comenzó a brindar su apoyo en septiembre de 2024, coincidiendo con el comienzo del nuevo curso escolar. Esto ha permitido que el proyecto se inicie y la Fundación seguirá apoyando hasta que el proyecto pueda tener independencia económica y sostenibilidad.
Se instaló una cocina y comenzaron a distribuir la comida, ahora se está haciendo un seguimiento del impacto que este cambio tiene sobre la asistencia del alumnado y en el grado de implicación de la comunidad y otros voluntarios.
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